Los campesinos abordan los problemas con claridad y llaman a las cosas por su nombre. Los recientes anuncios sobre la economía por parte del gobierno cubano no representan nuevas medidas, una nueva visión y mucho menos una nueva ruta para superar la crisis. Los guajiros no compran eso. Acaban de advertir una vez más al gobierno de jugar con fuego.
Carta abierta del campesinado cubano al gobierno, la población y la emigración
Respondimos a la hambruna que nos viene cercando con una propuesta serena y constructiva (“Sin Campo no hay País”) de cinco puntos. Hasta hoy el gobierno ha pretendido ignorarlas e ignorarnos como campesinado. Ha optado por reciclar las viejas consignas como quien eleva oraciones para que se alejen los peligros sin tomar acción alguna. Insiste en las ideas que nos trajeron hasta este desastre. Como el avestruz mete la cabeza en la arena esperando que al sacarla se haya ido el peligro. Pero el peligro no se va sino se incrementa cuando se insiste en hacer lo mismo de siempre mientras se asegura que se va a hacer algo nuevo.
Las medidas que acaban de anunciar a bombo y platillo son más de lo mismo. Mantener el latifundio estatal, los precios topados a nuestras cosechas y la política de venta forzosa al Acopio del 80% no es la solución. Lejos de escucharnos ustedes han incrementado los aparatosos operativos militares contra nuestros campesinos para confiscar ristras de ajos como si fuesen cocaína. Pero ustedes siguen sin producir nada y las tierras de sus latifundios siguen ociosas. Se les pudren toneladas de mangos y otros productos que nos arrebatan y no llegan a los consumidores. Insisten en los altos impuestos que nos asfixian y en meterse en el medio de nuestro derecho a importar y exportar de forma directa para sacar beneficios sin haber producido nada. Han convertido al Estado en un pulpo, un parásito que desangra al productor sin resolver el problema del consumidor.
Ustedes no son tan ignorantes y torpes. Están contra el libre mercado campesino porque les conviene a sus monopolios de tiendas en dólares. Las necesidades del pueblo no le interesan.
No nos dejan producir pollos y carne de puerco para venderlas en mercados libres y directamente al pueblo. ¿Y qué hacen? Importan pollos y los venden carísimos en dólares a los que reciben remesas de sus familiares. Y el que no tenga familiares, ¿cómo va a comer?
El 10% del arbitrario impuesto a las remesas sudadas por nuestras familias en el exterior lo recuperarán luego en sus tiendas donde nos imponen precios de más del 200% de lo que les cuesta importarlos. ¿A quién van a engañar?
Explotan al campesino, al consumidor, al pariente en el extranjero, pero además dejan sin comer al que no recibe dólares o no les alcanza como a nuestros jubilados. ¿Hasta cuándo el abuso?
Señores del gobierno, la hambruna deliberada que acercan sus decisiones equivale a un genocidio. Pero el pueblo no se va a resignar al canibalismo ni a morir de hambre por su ceguera o el egoísmo de unos pocos. No lo olviden.
Echen a un lado la prepotencia y negocien constructivamente las soluciones que existen y no quieren ver. No digan después que no fueron advertidos a tiempo, con respeto pero con dignidad. Hablamos claro y sin miedo. Así somos los guajiros.