La Liga de Campesinos Independientes y el capítulo cubano de la Federación Latinoamericana de Mujeres Rurales (FLAMUR) dieron a conocer este lunes desde la isla un comunicado donde anuncian la campaña “Sin Campo no hay País”, a fin de asegurar la comida de las familias cubanas y evitar que la crisis desemboque en hambruna.
“Los campesinos demandan al gobierno de Cuba cinco medidas:
- Libertad para la producción y distribución de nuestros productos.
- Libertad para fijar los precios de nuestros productos de acuerdo al mercado.
- Libertad para importar y exportar directamente, incluso de Estados Unidos, donde está comprobado que sus leyes no lo impiden, por nuestra condición de campesinos independientes.
- Eliminar por diez años todos los impuestos a productores y procesadores de alimentos.
- Entregar títulos de propiedad permanente a todos los productores agrícolas.
La Liga de Campesinos independientes y la FLAMUR concluyen el documento con este llamado: “¡Evitemos una hambruna! ¡Levanten el bloqueo interno a la libre producción agrícola!”
Raúl Castro mantuvo el sistema de Acopio estatal, los topes de precios fijados de forma arbitraria y la represión de los vendedores y carretilleros urbanos. A 14 años de asumir el poder Raúl Castro, todavía el país necesita importar el 80% de los alimentos que consume, pero ahora está en bancarrota y su economía en caída libre.
Como recuerda el comunicado las sanciones de Estados Unidos no incluyen al campesino cubano que puede -si no fuera por el bloqueo interno- importar, exportar y recibir inversiones privadas de Estados Unidos.
Eso quedó demostrado cuando la empresa Nestlé quiso comprar directamente café en 2016 a los productores cubanos siendo autorizada para ello por el gobierno de Estados Unidos. La conocida compañía estaba interesada no solo en comprar, sino también apoyar la producción con inversiones y asesoría. Fue entonces el Estado cubano, actuando como el famoso “perro del hortelano”, el que bloqueó internamente aquella oportunidad usando bochornosamente a la ANAP – su títere en estos temas- para que diera la cara y de forma pública rechazara la oferta. Por supuesto la ANAP no consultó a los campesinos para hablar en su nombre. Así cerraron la puerta a miles de millones de dólares de inversiones estadounidenses al sector agrícola.
Los campesinos cubanos están exigiendo al gobierno que desideologice y despolitice el tema de la producción agrícola. Vietnam sufría una hambruna en cuando en 1986 liberó las fuerzas productivas con reformas de mercado. En cuatro años ya se autoabastecían y exportaban excedentes de alimentos.
Después de seis décadas de fracasos estatales, a las puertas de una catástrofe nacional, mantener el bloqueo interno a los productores privados es un crimen y una colosal estupidez.
FUNDACIÓN PARA LOS DERECHOS HUMANOS EN CUBA