Esta vez la soberbia y la arrogancia típicas de los Castro no le han funcionado bien.
Tan pronto el presidente electo de Brasil, Jair Bolsonaro, pidió que a los médicos cubanos en ese país se les pagase sus salarios completos, tengan con ellos a sus hijos y conyugues, y revaliden sus títulos, Raúl Castro reaccionó como le enseñó su hermano: hacerse la víctima y acudir al chantaje.
Decidió retirar a todos los médicos de inmediato de 1,700 municipios donde cubren buena parte de la atención médica. Con esa decisión tremendista Castro le envió un mensaje a Bolsonaro que podría resumirse así: “si me quitan mi tajada millonaria dejo sin atención médica inmediatamente a millones de brasileños y las consecuencias políticas y de salud pública las pagará usted”. También envió otro mensaje a sus aliados del corrupto Partido de los Trabajadores (PT) para que comenzaran a protestar contra las exigencias de Bolsonaro y que así retomaran su manchada leyenda de protectores del pueblo.
Pero el presidente electo de Brasil no es fácil de manipular. Rápidamente ripostó con el anuncio de que en tales circunstancias dará asilo político a los médicos cubanos que lo soliciten. Por su parte el PT corre el riesgo de que esta situación saque a la luz nuevas tramas de corrupción en las se violaron leyes nacionales y saquearon recursos del pueblo brasileño para favorecer a la dictadura cubana, Ahora la opinión pública se desayuna con las evidencias publicadas sobre el trabajo esclavo de los cubanos en Brasil.
Desde el 21 de noviembre el gobierno brasileño está recibiendo inscripciones de médicos interesados en sustituir a los 8,332 médicos cubanos. Son contratados brasileños y de otros países –incluyendo cubanos.
Como el general Castro no está acostumbrado a enfrentarse a quien los desafía falló en sus cálculos. Todo le está saliendo mal. Es de imaginarse el desconcierto que tiene, pues durante décadas ningún presidente de la región ha desafiado de manera abierta al régimen de La Habana.
En el fracaso de este intento de chantaje ya se vislumbran, a priori, seis funestas consecuencias para la élite gobernante cubana:
- Saltó a la luz pública la inmoralidad y la hipocresía del gobierno cubano y del PT de Lula, que crearon el programa Más Médicos en realidad para ganar votos y subsidiar al régimen de La Habana.
- Los médicos podrían acogerse al asilo político y quedarse en Brasil, por lo que ya no podrían ser exportados como esclavos a otros países.
- Se hizo trizas el mito del humanitarismo del gobierno cubano al enviar servicios médicos a zonas inhóspitas del Tercer Mundo. Ahora está claro, si no hay dinero para la dictadura, no hay médico.
- Con apoyo legal facilitado por la Fundación para los Derechos Humanos en Cuba (FHRC) ya hay médicos cubanos que fueron explotados en misiones que se proponen presentar demandas judiciales por tráfico humano, daños y perjuicios.
- La economía cubana perderá miles de millones de dólares anuales si se pone coto a este tráfico humano.
- Este episodio pudiera ser el comienzo de una nueva etapa en las relaciones de Latinoamérica con Cuba en la que los países de la región exijan también responsabilidades a La Habana por su intervención criminal en Venezuela y las violaciones de los derechos humanos en la isla.
Por eso da vergüenza ajena la posición oportunista de Pedro Sánchez, el presidente de facto del gobierno de España, quien en medio de esta coyuntura desfavorable al régimen cubano viajó a La Habana a darle un espaldarazo político y a afianzar el predominio del empresariado español en la isla.
Fundación para los Derechos Humanos en Cuba (FHRC)
Cables diplomáticos:
así se creó Más Médicos
Los cables diplomáticos de la embajada brasileña en La Habana relacionados con el inicio de las negociaciones del programa Más Médicos en Brasil aclaran varios puntos, entre ellos:
- Que el programa Más Médicos fue una idea cubana y no brasileña
- Que la parte cubana interviniente fue la sociedad anónima Comercializadora de Servicios Médicos, y dentro de esta, su sección de “negocios”
- Que las negociaciones se efectuaron de manera confidencial para evitar la reacción de la comunidad médica de Brasil
- Que los médicos cubanos fueron trabajadores contratados y no “becarios”
- Que el Gobierno cubano se quedó con más del 70% del salario de los médicos y que el Gobierno brasileño estuvo de acuerdo con esto desde un inicio
- Que la parte cubana exigió a la brasileña, mediante una cláusula en el acuerdo “bilateral”, que los médicos de la Isla no pudieran ejercer la medicina fuera de dicho acuerdo, evitando así que los cubanos abandonaran el esquema y se quedaran en Brasil por cuenta propia, tal y como hicieron cerca de 400 médicos cubanos en un acuerdo previo, de 1996
- Que el Gobierno cubano rehusó la supeditación de los médicos cubanos a los brasileños, y que también se negó a que los cubanos tuvieran que someterse a exámenes
- Que el Gobierno brasileño llegó a proponer la devolución, con parte del salario de los médicos, de la deuda contraída por Cuba ante Brasil por la ampliación del puerto del Mariel
- Que los gobiernos de Cuba y Brasil usaron a la Organización Panamericana de la Salud (OPS) como intermediaria del convenio entre ambos países para esquivar dificultades políticas y jurídicas tales como el control del Congreso brasileño
- Que las oficinas de la OPS en Brasil y Cuba se encargaron de ejecutar el convenio para evadir la sede central de la organización en Washington, con el objetivo de burlar posibles medidas relacionadas con el embargo de EEUU a Cuba
- Que la Organización Panamericana de la Salud se sumó al esquema de triangulación “dispuesta a hacer los ajustes que fueran precisos”
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