“Tu miedo termina cuando tu mente se da cuenta de que es ella la que crea ese miedo”. Este aforismo del cineasta, artista y filósofo francés Alejandro Jodorowsky fue incluido por el escritor camagüeyano Pedro Armando Junco López en un post donde explica las primeras represalias que ha sufrido por desafiar en las redes sociales la prepotencia del gobierno totalitario cubano.
En una carta fechada el pasado 18 de julio y dirigida al gobernante Miguel Díaz-Canel, Junco expuso de manera honesta y respetuosa en Facebook su punto de vista acerca de la reciente apertura por parte del gobierno, sin consultar con el pueblo, de “tiendas solo para quienes tengan divisas extranjeras”, en las que se venden alimentos y artículos de aseo inexistentes o escasos en los comercios en moneda nacional. Como alternativa, instaba al gobierno a dar libertad económica a todos aquellos que producen alimentos.
El lunes 3 de agosto, dos funcionarios de la filial camagüeyana de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, UNEAC, se presentaron en su domicilio y le comunicaron a Junco su separación definitiva del organismo, “por actuar en franca contradicción con los principios, estatutos y reglamentos de la UNEAC”.
Foundation for Human Rights in Cuba (FHRC) está incorporando a su base de datos RepresoresCubanos.com las fichas del Presidente del Comité Provincial de la UNEAC en Camagüey, Sergio Morales Vera, y el presidente de la sección de Literatura, Jorge Santos Caballero, bajo cuya supervisión se adoptó la medida represiva contra Junco.
El escritor publicó posteriormente que no le había sorprendido “esta violación del artículo 54 de la Ley de Leyes (Constitución), recientemente promulgada: ‘El Estado reconoce, respeta y garantiza a las personas la libertad de pensamiento, conciencia y expresión’”. “Lo que les duele”, escribió, “es la acogida positiva por miles de personas que le dieron like, comentaron o compartieron en sus muros, haciendo suyas las dos propuestas principales de esa misiva que encierra el sentir de la mayoría del pueblo cubano: el NO a la segregación de nuestra moneda frente a las divisas extranjeras y la libertad económica de todos aquellos que producen alimentos”.
FHRC ha apoyado abiertamente en este último sentido la campaña “Sin Campo no hay País”, que impulsan desde hace meses agricultores independientes dentro de Cuba para acabar mediante un puñado de medidas simples con la escasez y la amenaza de hambruna que se cierne sobre la isla.
En su editorial de hoy FHRC quiere presentar el texto completo del post colgado en Facebook por este escritor cubano que comprendió que su miedo era solo una creación de su mente y decidió pagar el costo de expresar “el sentir de la mayoría del pueblo cubano”.
CARTA DE PEDRO JUNCO LÓPEZ A DÍAZ CANEL
Pedro Junco López, July 18 at 8:51 PM ·
Señor presidente Díaz-Canel:
En su último discurso ante el Consejo de Ministros, televisado y expuesto en la Mesa Redonda, usted hace públicas las determinaciones tomadas al más alto nivel, considerando de antemano la aprobación del pueblo sin consultársele, poniendo en tela de juicio la popularidad de estas medidas.
Cierto es que los sistemas autocráticos son libres en el accionar de sus ordenanzas y que ya es costumbre atávica en los cubanos resignarse a acatar y obedecer los decretos estatales. Pero me sentí profundamente señalado cuando usted dijo –con otras palabras, desde luego, pues no tengo grabadora en mi casa– que los enemigos de la Revolución utilizan las redes sociales para mentir y confundir a la ciudadanía. Y es precisamente la palabra “enemigos” la que nos ha echado en el mismo saco a los que desean el derrocamiento del sistema que hoy nos dirige, junto a los ciudadanos cívicos que declaramos nuestra verdad y proponemos nuestras opiniones públicamente, por cualquier medio de expresión como reza en el artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, como instituye la nueva Carta Magna cubana y, sobre todo, como el Apóstol de nuestro país nos dejó por herencia: pensar y hablar sin hipocresía y trabajar para que nuestro gobierno sea bueno cuando consideramos que nuestro gobierno se equivoca.
Es lamentable que la situación económica de mi país, que es su país, haya colapsado y los haya obligado a tomar medidas que desde hace décadas todos sabemos constituyeron errores económicos garrafales, como la penalización del USD. Y más lamentable aún que se abran tiendas especializadas solo para quienes tengan divisas extranjeras, dando una bofetada humillante a la moneda salarial de todos los cubanos y ahora, hasta al injusto CUC, ayer equivalente del dólar y hoy tan segregado como el peso cubano tradicional.
Es lamentable, señor presidente, que lleguemos a tal extremo de abyección ciudadana y que usted nos tilde de enemigos cuando nosotros somos los verdaderos amigos de la Patria. Somos los que alertamos el cierre del turismo y de las escuelas y universidades al comienzo de la pandemia –reconocido, inclusive por el Primer Ministro–. Somos los que decimos hoy que abran la economía. Si existen enemigos de la Revolución, búsquelo entre los directivos de cuellos blancos, dirigentes militantes del Partido que se prestan a las menos pensadas ilegalidades, y castíguelos. Pero deje de perseguir a los productores: permita que el pescador, pesque; que el agricultor siembre, que el ganadero críe… Pero deje al pescador que venda libremente su producto del mar, que el cosechero se las ingenie y comercialice sus siembras sin que medie el Estado, que el campesino mate su res y la venda al precio que le venga en ganas y se la compre el que pueda; porque por muy injusto que parezca, mayor injusticia es venderle al proletariado en una moneda que no circula en Cuba y a la que solo quienes tienen apoyo desde el exterior, pueden adquirirla.
Lea con detenimiento este exergo del discurso de Ignacio Agramonte en la Universidad de la Habana hace 158 años:
“La administración que permite el franco desarrollo de la acción individual a la sombra de una bien entendida concentración del poder, es la más ocasionada a producir óptimos resultados, porque realiza una verdadera alianza del orden con la libertad.”
Únase a nosotros, señor Presidente. Escúchenos a todos por igual: a quienes le adulan, a quienes pretenden destruirlo y a los que nos rompemos la cabeza buscando una salida feliz a la crisis económica que nos envuelve. Y tome luego sabias decisiones.
Evite el presagio del poeta: ”porque los pueblos que sufren/ como la ortiga que llora/ cuando de sufrir se aburren/ echan veneno en las hojas”.