La Fundación para los Derechos Humanos en Cuba saludó la histórica resolución sobre la Situación Política y de los Derechos Humanos en Cuba aprobada el pasado jueves 10 de junio por el Parlamento Europeo.

El texto resalta cómo el Acuerdo de Diálogo Político y Cooperación (ADPC) entre Cuba y la Unión Europea comenzó a aplicarse provisionalmente en noviembre de 2017. Esa “provisionalidad“ fue un invento para comenzar el envío de euros a la dictadura, porque faltaba el voto de ratificación de Lituania, país que salvo la dignidad europea con su firme rechazo a las presiones y chantajes del Alto Representante de la UE para las Relaciones Exteriores, Joseph Borrell para que lo aprobase.

Cuatro años después de estar financiando a la junta militar cubana, esta resolución declara que “no se han registrado avances concretos en Cuba en relación con los principios y objetivos generales que persigue el Acuerdo».

En lugar de ello ─ lamenta la resolución RC9-0341 de 2021─ el régimen cubano ha «intensificado su represión y las violaciones de los derechos humanos» mientras que la situación «ha seguido deteriorándose para toda la sociedad cubana», denotando una «falta de compromiso y voluntad» del Gobierno de la isla para realizar avances, aunque «sean mínimos», hacia un cambio que permita reformar el sistema político cubano para mejorar «la participación social y política, además de las condiciones de vida de los ciudadanos».

Recuerda el texto, invocando el artículo 36 del ADPC, que el diálogo acordado tiene por objeto producir resultados tangibles; y que todo diálogo político debe incluir una participación directa intensiva de la sociedad civil independiente y todos los actores políticos de la oposición sin restricciones, lo que no ha ocurrido hasta ahora.

El documento detalla recientes y sistemáticos abusos del régimen no solo contra la población de la isla en general, sino contra sectores específicamente hostilizados. Critica el crecimiento progresivo en el número de presos políticos, la persecución «persistente y permanente, los actos de acoso y las detenciones arbitrarias de disidentes», y en especial condena los ataques de los últimos meses contra artistas del Movimiento San Isidro, opositores pacíficos, periodistas independientes y defensores de los derechos humanos, mencionando por sus nombres a varios de ellos.

Acerca de los miembros de las misiones y brigadas médicas internacionales cubanas, los eurodiputados condenaron las violaciones sistemáticas de sus derechos humanos y laborales implícitas en sus contratos y las prácticas de explotación a que son sometidos, vulnerando convenios fundamentales de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) que han sido ratificados por Cuba.

En el documento se aboga asimismo por «elecciones libres, justas y democráticas que tengan en cuenta la voluntad soberana y libremente expresada del pueblo cubano». Un mentís a la cínica fabula de que Cuba es una “democracia de partido único” inventada por la anterior canciller de la UE, Sra. Mogherini, y aplicada por su sucesor Borrell.

Aunque La Habana reaccionó rápidamente, calificando la resolución de la Eurocámara de espuria, no puede ser espurio un documento que contó con el respaldo de 386 diputados, muchos más que la mayoría absoluta (la mitad más uno) en ese foro de 705 miembros. La votación favorable contó además con amplia representatividad política al incluir no solo a partidos de derecha y de centro, sino también de izquierda, verdes y socialistas.

La declaración de rechazo de la Asamblea unipartidista de Cuba también afirmó que la resolución del Parlamento Europeo “le resta credibilidad a esa institución”; pero la realidad es muy diferente.

Ni siquiera en los tiempos en que la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas mantenía un relator especial para el caso cubano se produjo un documento crítico tan exhaustivo y contundente, cuya credibilidad es sustentada por informes de organismos privados especializados en Derechos Humanos como Human Rights Watch, el Observatorio Cubano de Derechos Humanos y Prisoners Defenders, y mecanismos de Naciones Unidas como los relatores especiales sobre las formas contemporáneas de esclavitud y la trata de personas, la OIT  y el Grupo de Trabajo sobre las Detenciones Arbitrarias.

Esta demoledora lista de atropellos expuesta por los europarlamentarios pone en evidencia el fraude cometido por el gobierno de la isla con vista a tener acceso a millonarios fondos de cooperación de la Unión Europea.

De la gravedad y masividad de muchos de estos abusos se enterarán ahora aquellos gobiernos y parlamentos de los Estados miembros de la UE que se apresuraron a ratificar el Acuerdo de Diálogo Político y Cooperación. La resolución les ofrece una segunda oportunidad para revisar su adhesión al mismo y rectificar ese error.

El extenso inventario de violaciones de las normas internacionales contenido en la resolución del PE pone al desnudo la ausencia de buena fe de La Habana, y cuestiona de forma definitiva la capacidad del Acuerdo de Diálogo Político y Cooperación para facilitar cualquier cambio hacia la prosperidad de la población e incentivar el respeto a las libertades en la isla.

FHRC felicita a todos los actores de la sociedad civil independiente en Cuba, a los periodistas y medios independientes que divulgan sus avatares, y a organizaciones no lucrativas como Prisoners Defenders, Archivo Cuba, Víctimas del Comunismo, Outreach Aid for the Americas y otras con las que hemos trabajado juntos, durante años, en la investigación y denuncia sistemática de esta larga lista de abusos. Las mayorías democráticas de Europa nos han escuchado y se han pronunciado.

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