Durante varios meses, grupos de la sociedad civil cubana, ayudados por la Fundación y dirigidos principalmente por activistas de derechos humanos han trabajado mancomunadamente dentro de sus comunidades para organizar y celebrar fiestas infantiles por el Día de Reyes, una tradición que prácticamente fue prohibida en las décadas posteriores a la Revolución cubana, en flagrante violación del Artículo 18 y el Artículo 20 de la Declaración Universal de Derechos Humanos.
Los organizadores del evento han reportado la participación voluntaria de unos 5000 niños en 14 provincias cubanas, de Pinar del Río a Guantánamo. El evento benefició a una multitud de familias cubanas, independientemente de su raza, religión u orientación política, y en las fiestas cada niño recibió su juguete, y disfrutó de merienda y otras diversiones.
Los detalles y el carácter de cada evento fueron originales, y decididos por los organizadores, que mejor entienden el contexto de sus comunidades. Las actividades se celebraron en partes de Centro Habana, así como en las comunidades más marginales de la Cuba rural. Entre los niños participantes había incapacitados y enfermos graves.
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“La Fundación aplaude los esfuerzos de los valientes activistas de derechos humanos por el éxito de la campaña nacional por el rescate de importantes espacios para la sociedad civil, la recuperación de sus derechos humanos fundamentales y por haber dado a miles de niños cubanos necesitados y sus familias un día de celebración y consolidación de lazos comunitarios,” dijo Tony Costa, Director de la Fundación para los Derechos Humanos en Cuba.
Pese al éxito general, algunas fiestas tuvieron que ser pospuestas o canceladas debido a la intervención del Gobierno cubano, que incluyó intimidación, acoso, opresión e incluso arrestos de tanto organizadores como padres de los niños que quisieron participar. En algunos casos, el régimen, y su aparato de seguridad del estado confiscó los juguetes de los niños en provincias como Santiago de Cuba, Guantánamo, Granma y Holguín, donde decomisaron unos 200 juguetes. En casos en que los niños no pudieron participar, ya bien por la intervención del gobierno o por razones personales, los organizadores visitaron las casas de los niños y entregaron su juguete a domicilio. La Fundación repondrátodos los juguetes confiscados por las autoridades para cumplir su compromiso con los grupos de la sociedad civil.