Después de escuchar cuentos a ministros y gobernantes cubanos por más de 54 años, es evidente que hay dos modelos claramente diferenciados que llevan a dos Cubas de maneras muy distintas. En Cuba ha predominado un modelo de sumisión que ha destruido las instituciones y la capacidad productiva del país y los valores éticos de los cubanos. Un modelo que ha producido la exclusión, porque hay que ver el miedo y el chantaje al que son sometidos los empleados públicos de este país.

Se puede argumentar que los trabajadores del Estado son los presos políticos del sistema. Un modelo que distribuye  la pobreza  y que entiende por igualdad a todos para abajo. Un modelo que tiene un solo nombre y se llama “Comunismo a lo Castro”.

Hay otro modelo y otra Cuba, que es  la imaginada y deseada por los cubanos. En este, la Economía  está basada en el libre Mercado, donde los ciudadanos pueden fundar empresas y compartir sus riesgos y ganancias. El salario  alcanza para comer, vestir, viajar y llevar una vida digna. Una Cuba donde los ciudadanos se convierten en los dueños de sí mismos y gozan de los derechos establecidos en la Carta Universal de Derechos Humanos. Una Cuba de  democracia política, donde se puede elegir a un presidente y existir varios partidos políticos.

Una Cuba donde el acceso a internet sea libre y las personas gocen y disfruten de las maravillas de este medio. Una Cuba  donde la salud y la educación alcancen estándares de excelencia y sean verdaderos orgullos nacionales. Una Cuba de inclusión y no de exclusión de sus ciudadanos,  donde nadie le exija a los empleados públicos de qué color se tienen que vestir o como deben pensar. Una Cuba que  elimine por completo  la palabra escasez y comunismo. Una Cuba donde no se tenga que pedir permiso para obtener un pasaporte y tampoco para entrar o salir libremente  del país. Una Cuba donde se crea y distribuya riqueza para todos, es decir de todos para arriba no de todos para abajo. Una Cuba de resultados y no de discusiones teóricas y mentiras.

Los cubanos que creemos en esta nueva Cuba podemos decirle a los gobernantes en el poder “”nuestro tiempo no se acaba, sino que recién comienza, es a ustedes dictadores quien ya el tiempo se les acabó».

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