Por: Roberto Álvarez Quiñones

A instancias de la mafia militar que usurpa el poder en Cuba los burócratas del gobierno formal castristas insisten en meterle miedo a las leyes económicas, burlarse de ellas, manipularlas, una y otra vez, esperando siempre obtener resultados diferentes. Para el sabio Albert Einstein era esa, precisamente, la mejor definición de la locura.

Como si fuera poco topar los precios, el régimen ahora ha limitado el margen de ganancia en los negocios privados a un máximo de un 30%, lo cual agrava el problema por partida doble y las consecuencias serán peores aún.

Con una inflación exorbitante, una de las más altas del mundo, todos los costos de operación de los negocios privados se han disparado, y cada negocio tiene costos fijos y variables, y gastos colaterales que necesariamente deben de reponer con un precio de venta que cubra esos gastos y den una ganancia razonable.

Caerá la oferta de alimentos, se agravará la crisis nacional

La reducción arbitraria de la tasa de ganancia puede llevar a la quiebra a miles de comerciantes privados, y ser llevados a lo que en EE.UU se conoce como “out of bussiness”.

No hay que esperar mucho para advertir las consecuencias de esta medida socialista. La gente de a pie se queja de que los productos con precios topados han desaparecido de los mercados.

Paralelamente hay descontento también con los salarios tan bajos. Un hombre dijo a Radio Martí: “yo gano 4,410 pesos, si compro 4 kilogramos de pollo, 1 pomo de aceite y un paquete de detergente esto me costaría con los precios aprobados 4,340 pesos, ¿con cuánto me quedo de mi salario, con 70 pesos? ¿Con qué compro todo lo demás para poder sobrevivir durante el mes?».

En 2 días multas a 4,954 comerciantes por 13 millones de pesos

Mientras tanto, el bien alimentado ministro de Finanzas y Precios, Vladimir Regueiro, se ufanó de que el ejército de 7,000 inspectores que se ha creado, solo en dos días, el 12 y el 13 de julio, impusieron mutas a 4,954 dueños de negocios por valor de más de 13 millones de pesos, por “precios abusivos” y “alteración de las tarifas de venta de productos”, en 11,891 inspecciones que se realizaron en el país. Precisó que “la detección de violaciones fue de un 41.7 %.

Veamos por arribita el golpe que esto significa para el sector privado. Según cifras oficiales e independientes, en Cuba funcionan unos 50,000 negocios privados, entre cuentapropistas, campesinos, usufructuarios de tierras estatales, cooperativistas, negocios familiares y dueños de MIPYMES.

Si tomamos como promedio ese 41.7% de “violaciones” detectadas en los negocios ya inspeccionados y lo aplicamos a los 50,000 negocios privados existentes, solo en una primera embestida comunista perderán unos 55 millones de pesos en multas, equivalentes a unos $460,000 dólares a la tasa oficial de cambio de 120×1.

No se incluye al Estado, y GAESA tiene ganancias de hasta 400%

Lo más indignante aquí es que el nuevo tope de precios, y el 30% de máxima ganancia, solo se aplica a los negocios privados. El comercio estatal no ha sido incluido. GAESA sigue vendiendo sus productos en sus redes comerciales a precios exorbitantes, muy superiores a los de los negocios privados antes del tope e precios, con tasas de ganancia escandalosas que oscilan entre 240% y 400%.

Por ejemplo, la carne de pollo GAESA la vende a un precio un 270% por encima que en las MIPYMES; la de cerdo en un 182% por encima, la salsa de tomate (+204%), jabón (+115%), frijoles negros (+47%), pasta dental (+56%), el aceite (+40%), y la leche en polvo en casi un 20% por encima que el precio en el sector privado.

Privados venderán en el mercado negro a precios más altos

Como es lógico, en aras de un elemental derecho de defensa propia, los dueños de negocios están escondiendo sus productos y vendiéndolos “por la izquierda”, pues de lo contrario van a la quiebra. Así lo constató “14ymedio” en recorridos realizados por La Habana.

Y es que los comerciantes privados al no poder vender de manera razonable y rentable en sus propios locales pasarán sus productos a intermediarios en el mercado negro que sí los puedan vender sigilosamente.

Pero, ojo, esos productos a la venta subrepticia en la calle ahora tendrán un precio aún más alto que el que tenían antes del tope de precios. Es simple, el dueño del negocio legal, convertido ahora en mayorista; y el intermediario clandestino, ahora comerciante minorista, tienen que agregar al precio que ambos ponen una prima extra por el riesgo que corren de ser multados en forma devastadora, o de ir a la cárcel. Esa prima la paga el consumidor ¿Resultado? más inflación, escasez, hambre, y sus cayos adyacentes.

Lo más asombroso es que a estas alturas de la catástrofe comunista en la isla se aparece el señor primer ministro del Gobierno, el rollizo Manuel Marrero, nada menos que con la putrefacta muletilla de que “el principal actor de la economía es la empresa estatal socialista y las diferentes formas de gestión no estatales son un complemento de ella”. ¡Le zumba el mango!

Idioteces aparte, no hay que ser muy perspicaz que digamos para concluir que necesariamente, una vez más, esos topes de precios tendrán que ser eliminados. Las leyes económicas son implacables con quienes pretenden pisotearlas.

Y si a los jerarcas dictatoriales se les ocurriese el truco de subir un poco el nivel del tope de precio para hacerlo más “digerible” para los dueños de negocios, y así seguir burlándose de las clásicas y despolitizadas leyes de la economía, los efectos serán los mismos, pero a una escala mayor: más escasez y hambre. Y aquí encaja de nuevo lo que dijo el célebre poeta romano Virgilio: “el hambre es mala consejera”.

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