Una vez más en la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) parecen primar las afinidades político-ideológicas por sobre la objetividad y las estadísticas confiables que de ella se esperan.
Dicha entidad regional publicó el pasado 21 de abril su pronóstico sobre el impacto que puede tener la pandemia del Covid-19 en la economía de América Latina y el Caribe en 2020. En el caso de Cuba proyectó un descenso de solo -3.7% en el Producto Interno Bruto (PIB) de la isla.
Sin embargo, la entidad calcula una caída de la economía de toda Latinoamérica y el Caribe de -5.3% y precisa que el descenso del PIB será de un -6.5% en Argentina, México, y Ecuador, y de -5.2% en Brasil. El mensaje es que Cuba (socialista) va a estar siempre mejor.
Creada en 1948, la CEPAL es una agencia especializada de la ONU y cuenta con 46 Estados miembros y 13 asociados. Está integrada básicamente por economistas e intelectuales, en su mayoría de militancia izquierdista, de vocación antiliberal y estatista, algo que parece estar ya en el ADN de dicha organización, según la herencia que dejó en la CEPAL el economista antiliberal argentino Raúl Prebisch (1950-1963). El equipo también incluye algunos enviados por La Habana,
La estrategia promovida por Prebisch de sustituir importaciones, crear barreras proteccionistas, y su aislacionista llamado a “crecer hacia dentro” hundió la competitividad comercial en América Latina, impidió el ritmo de desarrollo industrial en la región y atrasó a Latinoamérica con respecto a las naciones asiáticas que crecieron exponencialmente porque hicieron exactamente lo contrario.
El régimen castrista le suministra estadísticas falseadas a la CEPAL -al igual que la OMS, PAHO, UNICEF, y cualquier otra-, que sospechosamente acepta todas de muy buen grado, basa sus pronósticos sobre la economía cubana en esas falsedades, las publica y circulan por todo el planeta con su sello de garantía institucional La CEPAL sabe que La Habana para calcular el PIB suma gastos sociales de salud pública y educación como nuevos valores creados lo cual falsifica el estimado de ese indicador. Pero no dice nada al respecto.
Es frecuente que expertos de esa institución acompañen las manipuladas estadísticas cubanas con comentarios favorables al gobierno castrista por “sus esfuerzos” en pos del desarrollo de la economía cubana.
La CEPAL informó en 2017 que la tasa de desempleo en Cuba se había reducidos en los últimos 12 meses en medio punto porcentual, a solo un 2%, cuando en realidad oscilaba entre un 28% y un 30% según estudiosos avezados de la economía cubana, como el profesor Carmelo Mesa-Lago, y otros.
Ahora con el coronavirus se repite la historia, ¿en qué se basa CEPAL para pronosticar una caída de solo -3.7% del PIB cubano en 2020?
Una proyección ideologizada del PIB cubano
Resulta absurda esa proyección. Con la pandemia se han acabado de desplomar -como lo acaba de reconocer el ministro cubano para comercio exterior e inversión extranjera- las cuatro principales fuentes de financiamiento de Cuba: el turismo, las remesas y demás flujos de dólares desde EE.UU., y las exportaciones de bienes; y el saqueo de las divisas a los médicos en ultramar ha sufrido una caída muy pronunciada que no va a ser compensada por las nuevas brigadas que exportan sacando partido a la actual pandemia.
Por cierto, las remesas quedaron muy afectadas por la suspensión de vuelos decretada por Cuba y caerán mucho más y por tiempo indefinido pues muchos de quienes las envían han perdido, o perderán sus empleos. Ello hará más pobres a los cubanos y desplomará los ingresos del Estado en las tiendas recaudadoras de divisas convertibles conocidas como shoppings.
Además, el alto nivel de endeudamiento y los recientes impagos del servicio de la deuda que ya se habían renegociado harán casi imposible el acceso a nuevos créditos comerciales para ejecutar las importaciones que necesita el país. Por último, la constante merma en la llegada del petróleo gratuito venezolano hace probable una extendida paralización del transporte y la industria cubana.
Por otra parte, los cuentapropistas casi han desaparecido de momento debido al aislamiento social por el Covid-19. Prácticamente lo único que le queda a la dictadura para sobrevivir es el robo de divisas que sustrae a los salarios de los médicos en el extranjero. De ahí su desesperación por vender a esos esclavos de bata blanca al primer cliente que aparezca, aunque el riesgo para los galenos sea considerable. Todavía hay dos desaparecidos que fueron secuestrados en un país africano por un grupo terrorista.
Para colmo, se ofrecen extraterritorialmente esos servicios médicos a costa de debilitar más aún el calamitoso sistema de salud pública para enfrentar la actual pandemia que podría causar una catástrofe humanitaria sin precedentes en Cuba.
En fin, no importa cómo dore la píldora la CEPAL, la economía cubana sufre una grave crisis que se agravará con la pandemia. El descenso del PIB cubano en 2020 nunca será menor al -5.3% del subcontinente, y algunos expertos en la economía cubana opinan que podría superar el -10%.
Ojalá no ocurra, pero la CEPAL no puede seguir bailando con la música que toca el régimen cubano. Su obligación como agencia especializada de la ONU es ser objetiva profesionalmente. Para eso fue creada.
Por Roberto Álvarez Quiñones