Si a un cubano de a pie con sus neuronas activas le hacen la pregunta del título, sin pensarlo mucho respondería: el Partido Comunista de Cuba solo sirve para reprimir, meter miedo, manipular la realidad, mentirles, hambrear, hacer sufrir a los cubanos y atiborrarlos de propaganda mentirosa y enajenante.

Además, no se trata realmente de un partido político. Es un Partido-Estado, que no es lo mismo ni se escribe igual. Es una maquinaria estatal-administrativo-ideológico-paramilitar-represiva, cuya función es la de mantener la “lealtad revolucionaria” de la población mediante la intimidación, el control social y el perenne lavado de cerebro de “las masas”.

Imaginemos que en Estados Unidos hay comités del Partido Republicano (ahora en el gobierno) en cada fábrica y compañía del país, con órdenes de la Casa Blanca de decirle a los CEO y demás ejecutivos cómo deben hacer su trabajo.

Eso lo hace el PCC en Cuba. Sus miembros no se dan cita en locales regionales, provinciales o nacionales para debatir ideas, elaborar estrategias políticas, o programas de Gobierno, como hacen los partidos políticos en el mundo «normal».

Los militantes del PCC se reúnen en cada fábrica, empresa, escuela, comercio, hospital, unidad militar, medio de comunicación, etc. Para cumplir las “orientaciones” (órdenes del dictador y la élite militar mafiosa que manda en el país) y garantizar que se cumpla estrictamente el control y la intimidación de trabajadores, jefes administrativos y de la población en general.

 

Un dato de lo que significa el PCC, y que el mundo ignora, es que este excluye de la vida política del país al 94% del padrón electoral cubano.

Según la Constitución socialista el Partido Comunista es el “rector de la sociedad”, pero solo tiene unos 500,000 miembros. Hace 14 años que no se ofrecen cifras de su membresía total para no admitir que en ese lapso de tiempo unos 200,000 miembros han abandonado sus filas. Y cada vez menos jóvenes de la UC, y trabajadores no tan jóvenes se niegan a ingresar en esa maquinaria represora en todos los sentidos.

Ese medio millón de militantes comunistas son los únicos cubanos que formalmente tienen derecho a elegir a la dirección del Partido-Estado. Y digo formalmente porque realmente es Raúl “El Cruel” quien elige, o aprueba a los dirigentes del Partido-Estado, del Consejo de Ministros, y de la Asamblea Nacional.

De los 8.9 millones de habitantes que tiene la isla unos 6.8 millones tienen 16 años o más de edad y pueden votar. Pero solo los miembros del PCC pueden ejercer el voto. O sea, solo el 6% de los cubanos, los “patricios” comunistas (integrantes del PCC) tienen derecho a votar por quienes van a gobernar el país como jefes dentro del Partido-Estado.

Debo precisar que desde que Raúl Castro por derecho dinástico tomó el mando del país y lo militarizó todo, es una élite militar mafiosa, encabezada por el propio dictador, el verdadero poder supremo del país, por encima de la Constitución, el PCC, el Gobierno y la Asamblea Nacional.

Pero, ojo, lo que ocurre es que ese poder dictatorial absoluto la claque militar mafiosa lo puede ejercer gracias, precisamente, al control que con mano de hierro ejerce el Partido-Estado sobre toda la sociedad cubana, incluyendo la vida privada de las personas. He ahí el detalle.

 

El poder real esa mafia militar nada tiene que ver con el Estado como institución básica de la nación moderna. Sin rememorar los orígenes del Estado con las Ciudades-Estado en Mesopotamia, o Grecia (“polis”), etc, recordemos que al terminar el medioevo feudal con el hallazgo de América, el Renacimiento y finalizadas guerras prolongadas, en Europa, en el siglo XVII surgió el Estado-Nación.

Un nuevo orden social basado en la soberanía, esta vez ya nacional, y que alcanzó su mayoría de edad en América con la Declaración de Independencia de los Estados Unidos en 1776, la Constitución de 1787 y la puesta en vigor por primera vez de la separación de los poderes públicos que propugnaba el Barón de Montesquieu en la primera mitad del siglo XVIII, y que es hoy requisito sine qua non de la democracia moderna.

 

Regreso al Partido-Estado. Recientemente se efectuó en La Habana otro pleno más del Comité Central del Partido Comunista de Cuba (todos inútiles desde 1965). Ni por casualidad, o por una inesperada “metida de pata” de alguno de los asistentes, se dijo nada sobre las causas, los efectos, o propuestas para hacer de cambios emergentes y al menos aliviar la crisis que devasta al país.

Como de costumbre, fue una reunión “somnífera”. Nadie propuso nada nuevo. Por supuesto, en lo que ningún asistente pudo quedarse dormido, porque le costaría caro, fue en las conclusiones del Primer Secretario, y “presidente” del país, el inepto Miguel Díaz-Canel (MDC).

A propósito, esta vez se hizo más evidente que su interminable discurso leído de 4,872 palabras (unas 19 o 20 páginas) no lo redactó MDC. Por su prosa bien cuidada, estilo, metáforas y hasta cierto lirismo, lo escribió alguien que es culto y redacta bien. Es decir, nada que ver con el “sin -casa”.

En vez de proponer audaces acciones emergentes para aliviar el hambre, la pobreza extrema y los apagones, lo que hizo fue justificarse (“limpiarse”) él como jefe de Gobierno de lo malo que está todo y culpar a un Gobierno extranjero, el de EE.UU.

Veamos algunos fragmentos textuales de su mensaje al país.

MDC: “Somos un país en guerra. Cuba vive y resiste hace más de 60 años bajo condiciones de guerra. Todos los días caen a nuestro alrededor las bombas de la guerra económica que bloquean, que obstaculizan, que frenan o ralentizan todos los esfuerzos; y las bombas de desinformación, de distorsión y de odio que envuelven a las primeras”.

MDC: “Evaluar con agudeza los problemas ideológicos (…) educar y orientar mejor al pueblo sobre estas realidades (…) robustecer la conciencia, la cultura y el espíritu antimperialista.”

O sea, que la catástrofe de Cuba se debe a la “maldad del imperialismo yanqui”, no al comunismo. Y que para que haya más alimentos en la mesa familiar cubana, y acabar con los apagones, lo que hay que hacer es “robustecer la conciencia, la cultura y el espíritu antimperialista.”

MDC: “Para impulsar la actividad económica también se necesita de un riguroso control sobre lo que se aprueba y se implementa, para evaluar los resultados, corregir desviaciones. La tarea más importante a acometer por el Partido es el aseguramiento al Programa de Gobierno para eliminar distorsiones”.

La frase “corregir desviaciones” y “eliminar distorsiones” son una mal disimulada copia de la “Rectificación de errores y tendencias negativas” de los años 80, cuando Castro I paró en seco los aires “perestroikos” que llegaban de la URSS.

MDC: “En las redes y en las calles, dondequiera que el odio o la ignorancia intenten denigrar, humillar, atacar a Cuba, nos toca salirle al paso a los odiadores”.

Este fue el clásico grito del ladrón que grita ¡al ladrón! mientras él se escapa de la justicia.

 

Para agravar el divorcio grotesco del Partido-Estado castrista del hambreado pueblo cubano, se convocó al X Congreso del PCC, otra burla, y de mayor envergadura al pueblo cubano. Aunque con la temperatura que tiene ya la crisis nacional nadie puede asegurar hoy que esa afrenta totalitaria tendrá lugar. Pero de este tema me ocuparé próximamente.

 

Roberto Álvarez Quiñones

10 de julio de 2025

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.

ACEPTAR
Aviso de cookies