Las calles y casas de Florencia en los tiempos de Dante Alighieri y de Bocaccio, en pleno medioevo, no tenían montañas de desechos de comida podrida pestilente, infectada de ratas, cucarachas y moscas, rodeadas de aguas negras. Tampoco las tienen hoy las calles en Adis Abeba (Etiopía), o en Katmandú (Nepal) dos de los países más pobres del mundo.

La única capital del mundo hoy sumergida en una hediondez ambiental callejera insoportable, fuente de enfermedades de todo tipo, que se sepa, es La Habana, la otrora bella, deslumbrante y mágica urbe que antes de la plaga castrista-comunista era considerada en Hollywood el “París de América Latina”

Y como muestra de la hoy apestosa y contaminante realidad que se vive en la más populosa ciudad de Cuba nada mejor que esta dramática descripción que hizo Yoani Sánchez hace unos días:

“La Habana apesta por todos lados…”

La Habana apesta por todos lados (…) este domingo una montaña de basura en la esquina de las calles Neptuno y Campanario sintetizaba parte de la esencia de una ciudad hundida en la crisis y las miasmas (…) no podía faltar (…) el buzo que hurgaba entre las bolsas y los restos para tratar de salvar algo que revender más adelante.”

Tanto el pobre recolector con su saco deshilachado y su cuerpo en extrema delgadez, como los vecinos que pasaban y sorteaban las piltrafas de la vida doméstica, terminaban impregnados con el olor de tanta cochambre. Una pestilencia que lo llena todo, que se pega a la ropa, se mete en la nariz y la llevamos a casa metida en nuestro cabello y unida a nuestra piel.”

Por supuesto, esos gigantescos basureros son fuente de enfermedades de todo tipo, diseminadores de bacterias, virus y gérmenes infecciosos que se expanden por los barrios de la ciudad, en un país prácticamente sin medicamentos y un sistema de salud pública de hecho ya colapsado. De esa basura callejera emana también un vaho caliente generado por el carbono que despiden los residuos alimenticios,

En noviembre pasado (2023) el gobierno provincial de La Habana informó que de los 440 camiones con que contaban los servicios de recogida de basura de la ciudad, solo estaban operando 174, pero con una “disponibilidad técnica de un 40%” por falta de neumáticos, combustible baterías, llantas, y piezas de todo tipo.

Cada vez menos camiones para recoger la basura

O sea, que hace siete meses en La Habana había 69 camiones para recoger toda la basura que generaban sus 2.1 millones de habitantes.

¿Cuántos camiones hay hoy? Sin pecar de suspicaz se puede estimar que probablemente los camiones que salen hoy a las calles a recoger la basura en la capital no pasan de 50, pues hay ahora mayor falta de piezas de repuesto y de combustible. No hay cifras disponibles, pero es de suponer que en 1958 La Habana disponía de unos 500 camiones para recoger la basura.

Lo más triste es que esos nauseabundos basureros hoy son imprescindibles para muchos habaneros, que hurgan en esa pestilencia contaminante algo de comer, u objetos que vender y poder malamente matar el hambre.

Si algo expresa con elocuencia lo que significa la construcción del socialismo es esa podredumbre ambiental de los basureros callejeros en Cuba. Son ya tan abundantes que forman parte del paisaje urbano en general, sobre todo en La Habana.

La higiene en la capital cubana no es solo una vergüenza, sino un grave peligro para sus habitantes. La basura con su inmundicia se acumula en las calles en cantidades asombrosas, según reportan la prensa independiente y los cubanos que van de visita a la isla.

Además, en muchos casos esos estercoleros barriales están entremezclados con montañas de escombros de edificios que se han derrumbado erosionados por décadas de falta de mantenimiento y de reparaciones imprescindibles.

La oligarquía “revolucionaria” si recibe un eficiente servicio

Ah, eso sí, la oligarquía “revolucionaria” recibe en sus mansiones millonarias un eficiente servicio de recogida de basura, sin fallar un solo día, con los camiones que regaló Japón a La Habana no hace mucho. Ellos no tienen que taparse la nariz al pasar por la esquina de la cuadra donde vive, si es que algún día caminan un poco y le dan descanso a su chofer. En sus barrios sí se recoge puntualmente la basura

Por otra parte, ni siquiera los diputados nacionales y los delegados locales del «Poder Popular» se ocupan de eso. No está orientado desde «arriba» que toquen el tema. Y como mansos carneros no lo tocan, pese a que muchos de ellos sí tienen que taparse la nariz al pasar por la esquina de la cuadra donde viven.

Todo esto explica por qué corriendo ya la tercera década del siglo XXI, y en pleno corazón del mundo occidental, en Cuba hay cólera, malaria, lepra tuberculosis, dengue masivo, brotes de zika, ataques mortales de gastroenteritis, y otras muchas enfermedades. Y en cualquier momento se reportan casos de viruela, y quién sabe si hasta resucita la peste bubónica.

En fin, estamos ante uno de los mayores “logros de la revolución” y de su “continuidad”.

Roberto Alvarez Quiñones

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