La dictadura castrista hábilmente autorizó la importación libre de impuestos aduaneros para pasajeros cubanos que regresen o viajen a la isla con alimentos, productos de aseo y medicamentos. Y a riesgo de contagiarse con el Covid-19 se ha producido una estampida de cubanos que llegan al país cargados con múltiples bultos.

Nunca en la historia, que se sepa, una tiranía militar ha culpado a un gobierno extranjero de los males nacionales y el atraso económico-social,  y menos cuando es ese otro país el que con dinero y paquetes impide que dicha autocracia se hunda en el mar y evita que la gente pase hambre o muera de enfermedades curables.

Esa aberración ya cumplió 60 años de edad. Es un falso dogma de fe, puntal de la propaganda castrista, inventado por Fidel Castro. En Cuba para la burocracia gubernamental y partidista es obligatorio culpar de todo a Estados Unidos. Y punto. Lo peor es que casi todo el planeta le compró al dictador fundador su bien envuelto embuste.

Resulta irónico que hoy la economía socialista cubana dependa de los dólares (remesas) de los cubanos que decidieron ir a vivir al capitalismo y que fueron repudiados como traidores y «gusanos». Photo: Acto de repudio contra éxodo del Mariel, La Habana, 1980

Cuba recibe de EEUU el triple de divisas que con exportaciones

Según esa postiza cultura política impuesta por los Castro la pobreza extrema, el hambre, las desnutrición en ascenso, la falta de medicamentos, de combustible y de recursos para controlar la devastación del  Covid-19 en la isla, no son responsabilidad del gobierno cubano, sino de uno extranjero, el de Washington.

Lo más escandaloso aquí es que sin el dinero que anualmente le llega a Cuba desde el “imperio yanqui” el castrismo habría desaparecido cuando falleció el “paganini” soviético. Pero, tan malvado como astuto, Fidel Castro al acabarse los subsidios de Moscú  legalizó la circulación del dólar y se dispararon las remesas y los viajes de cubanos a la isla cargados de billetes verdes.

Para no ir muy atrás, en la última década Cuba recibió $57,269 millones de dólares desde EE.UU, sumadas las remesas en efectivo por $29,948 millones de dólares y $27,321 millones de dólares en mercancías, según un estudio realizado por The Havana Consulting Group.

En tanto, el monto neto de las exportaciones cubanas en esos 10 años no llegó a $18,000 millones de dólares si se deduce del valor bruto obtenido ($25,660 millones) el costo en divisas para producir cada rubro de exportación cubano. O sea, Cuba en ese período recibió del vecino del Norte el triple de las divisas que obtuvo con sus exportaciones de bienes.

Y luego el dictador Raúl Castro y su asistente Migue Díaz-Canel se pasan la vida denunciando el genocida bloqueo de EE.UU.

Los ciudadanos cubanos son los últimos en la lista de prioridades de su gobierno. La nación canalizó gran parte del poco dinero que tiene a la investigación de vacunas. Y, sin embargo, la falta de suministros médicos básicos obliga a los cubanos a pedir a sus familiares en el extranjero que les envíen aspirinas, vitaminas e incluso medicamentos recetados. En lugar de invertir en educación y mejorar su maltrecho parque de viviendas, el gobierno opta por construir hoteles de lujo y complejos turísticos. Los nietos de Fidel Castro hacen alarde de su riqueza en Internet, mientras los cubanos hacen fila para recibir comida y recolectan raciones de comida cada vez más escasas.

Si bien el bloqueo ha demostrado ser una política fallida, no estamos de acuerdo en que sea el único problema del país, o que su eliminación incondicional garantice los cambios que los cubanos demandan. El levantamiento del embargo no detendrá la represión de su pueblo por parte del gobierno cubano. Su violación de los derechos humanos fundamentales a la reunión, la libertad de expresión y el debido proceso no tiene nada que ver con el embargo comercial de Estados Unidos. Son las estrategias empleadas por el Estado policial, y son una causa crucial del descontento de los cubanos con su gobierno.

“Cubans Want Much More Than an End to the U.S. Embargo” THE NEW YORK TIMES, by Armando Chaguaceda and Coco Fusco, Agosto 8,2021, pag. 10

El régimen chantajea a Miami y a los lazos familiares de cubanos

Si algo muestra la falsedad del discurso político castrista, y la falta de vergüenza de la cúpula dictatorial es cómo esta chantajea los lazos familiares y afectivos entre los cubanos, para su propio beneficio.

El sitio web oficial Cubadebate informó que entre el 19 de julio y el 2 de agosto se importaron más de 4,620 equipajes con “artículos de aseo, medicamentos y alimentos”. «Esto representa un total de 112 toneladas», informó muy satisfecho el jefe de la Aduana del Aeropuerto de La Habana, Jorge Bubaire.

El funcionario dijo que los viajeros que llegan con esos artículos en maletas aparte pueden salir directamente «por el canal verde», sin necesidad de pasar por el despacho de Aduana.

«Desde que leí la noticia de que se podía entrar a Cuba medicamentos y alimentos libre de impuestos yo busqué un pasaje», dijo al diario independiente “14ymedio” Mónica Gutiérrez, una cubana residente en Valencia, España. «Tuve mucha suerte y encontré uno a un precio aceptable y ya llevo una semana aquí en Matanzas con mi familia después de pasar los seis días de aislamiento en La Habana».

Relató que en la ciudad de Matanzas «está muy triste todo y desabastecido» pero que trajo «lo más que pudo» en alimentos y medicinas porque en su casa todos tienen o han tenido coronavirus y «necesitan recuperarse».

Su abuelo murió de Covid-19, su madre lo pasó y se recuperó, y ahora están enfermas su hermana y su sobrina. «Yo traje muchos medicamentos para la fiebre y antibióticos, también vitaminas y ayudé a las muchachas que están mandando donaciones para Cuba desde España y les traje un paquete para distribuir aquí entre algunos enfermos», detalla.

Testimonios como el de Mónica probablemente habrá muchos más. En tanto, la dictadura lejos de escuchar el reclamo de “Libertad” que todo un pueblo le hace y que sacudió a la isla el 11 de julio, se sigue aferrando al poder, herida de muerte, pero más brutalmente represiva que nunca.

Se aferra al poder y no cede pero sabe explotar los sentimientos más nobles y altruistas de los cubanos como nación. Chantajea a la diáspora cubana con un mensaje subliminal que parece decir a la ”mafia de Miami”: o envían dinero, medicinas y mercancías, o sus familiares aquí la pasarán muy mal y hasta pueden morir.

Castro y sus apandillados capitalizan, en su propio beneficio, el cariño familiar, la sensibilidad humana y solidaria que caracteriza a los cubanos en general. Se da así la insólita ironía de que quienes tuvieron que emigrar a causa del régimen comunista son obligados, de hecho, a proveer a los cubanos en la isla de lo que carecen debido a ese sistema comunista.

Por Roberto Alvarez Quiñones

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